Amparadores Espirituales - Manos de luz en el silencio

En el silencio de la noche, escucho tu corazón.
Ah, criatura mía, tú nunca has estado sola.
Aun cuando te rebelabas frente a las probaciones de la vida, yo estaba a tu lado, orando y deseando lo mejor para ti.
Tú no me ves, pero yo te abrazo, en espíritu.
Tú no me oyes, pero yo te hablo, por medio de tus pensamientos.
Tú no te acuerdas de mí, pero yo jamás te he olvidado.
¡Observa, criatura mía, que el Amor es lo más grande de todo!
Tú vistes un cuerpo físico en este momento, y yo, un cuerpo de luz.
No obstante, a pesar de la diferencia energética, ambos estamos en el mismo abrazo de Dios.
¡Vivimos en el mismo Soplo Vital Suyo!

Has de saber, criatura mía, que manos invisibles amparan a los hombres en sus luchas redentoras… Manos que tocan secretamente los corazones, siempre inspirando para el Bien.
Manos que se juntan en acto de plegaria al Señor de todas las vidas, por el bien de todos los seres… Manos de luz, que aplican pases energéticos en silencio.
Manos amigas, que dan apoyo incondicional a los actos ennoblecedores.
Manos que operan en nombre de Dios y que libertan a los hombres de grandes males ocultos… Manos que vienen del Cielo, para tocar e inspirar lo mejor a todos los hombres.
Manos que abren pasadizos y portales hacia la Luz…
Ah, criatura mía, agradece al Poder Mayor que envía esas manos en auxilio de los hombres.
Y no lo olvides nunca: ¡jamás has estado sola!
Pues los mentores espirituales siempre guardan tu camino.
Hoy, y siempre, permanece en la Paz de Dios.

En Espíritu y Verdad…