domingo, 17 de febrero de 2013

LA ACTITUD DEL SANADOR REIKI

Con cada grado de Reiki al que somos iniciados, aumenta nuestra responsabilidad, puesto que aumenta nuestro poder.
Si el sanador Reiki-I era un Servidor de la Luz, esta actitud de entrega, de sencillez, de don altruísta... no debe desaparecer con el grado siguiente. Simplemente aumentan las facultades y uno, ademas de servidor, es Portador de la Luz.
Hasta ese momento el adepto Reiki llamaba a la Conciencia/Energía, la cual se manifestaría impersonalmente.
A partir de ahora, con el Reiki , el practicante se sienta en la cabina de pilotaje, en el centro de mando del sistema lumínico sanador...
La generosa Sabiduría cósmica le deja, como a un niño sentado en la falda de su abuelo, conducir la poderosa energía, tomar el volante, guiar el vehículo... aunque con una fuerte presencia protectora en lo invisible.
Por eso se puede bromear diciendo que el reikista de segundo grado es un "transportista", alguien que se dedica a pasar un bien precioso de una dimensión a otra...
Como dueño del vehículo y conocedor del camino, intérprete de todas las señales como conductor licenciado, él sabra mejor qué ruta tomar, con tal de alcanzar su objetivo, vincular a su receptor con la Luz y con las especiales claves de su evolución o sanación.
El sanador Reiki-II tiene la responsabilidad, entonces, de sacarse ese "carnet de conducir" la Luz, a base de trabajo interior, de desarrollo de su propia inteligencia intuitiva. Pero sin olvidar que está sirviendo, y que aquello que está facilitando no pertenece a su ego sino al propio Universo, en el que por supuesto esta incluído.
La tarea del reikista-II es trabajar su propia sensibilidad y sensitividad, fortalecer su mente para proyectar la energía y el comando de su visión interior, y purificar su alma para reflejar nítidamente la claridad del ser espiritual, el Todo-Bien que es el auténtico fundamento de todas las cosas.
Recibir el diploma como sanador Reiki-II es solamente ser acreditado como receptor del conocimiento del método en este nivel.
No implica ser reconocido como el hábil y amoroso sanador que la práctica y nuestro propio propósito aplicado a la autoevolución nos podrá traer en el futuro. Cada grado Reiki es el principio de lo que conlleva, no el fin.
Un inicio especialmente cualificado porque en los alineamientos obra una Gracia espiritual, el poder y la bendición de un linaje de maestros...
Por tanto, una semilla preciosa que permitirá el despliegue de enormes facultades benefactoras.

¡¡¡ Namasté ¡¡

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